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PRÓLOGO DEL AUTOR

En el suplemento científico de uno de nuestros periódicos más estimados (*) aparecia, hace ya algún tiempo, un artículo sobre las sociedades de psicología, que podía ser considerado como un llamamiento dirigido al círculo más extenso del público instruido. Estaba destinado a abrir el camino en un dominio cuya explotación, según la opinión del autor, no había sido hasta entonces perseguida por la actividad colectiva, y a invitar a todos los investigadores a compartir el trabajo.

(*) Allgen Zeitung, 1889, suplemento del núm. 288.

Las tareas de esas sociedades de psicología habían de consistir—así al menos se nos enseñaba—en el cultivo de las llamadas "ciencias ocultas, esos hijos de otro lecho de la ciencia oficial". Se habían de comprender en esta denominación todos los fenómenos que se salen del curso ordinario de la vida psíquica, y en primer lugar el hipnotismo del cual nació la "psicología experimental". Todo lo que, además, se coloca en esta categoría, como la psicofísica, se decía, "sólo indirectamente iba al fin". El hipnotismo ha sido el primero que ha dado la posibilidad de "someter artificialmente un sujeto viviente a diferentes condiciones que envuelven al ser entero" y tan sólo así permitía "la aplicación directa de la experiencia a los hechos psíquicos".

Relegar el hipnotismo al gabinete de consulta del médico, es por lo tanto desconocer totalmente su verdadera significación. Debe introducirse en el gabinete de estudio del psicólogo y ante todo en "el laboratorio de las sociedades de psicología". Se obtendría de este modo una ventaja inmensa, pues no se necesitaría "más que una suma relativamente mínima de conocimientos especiales", permitiendo escapatorias al dominio más rico en conocimientos inesperados. Otras partes de las ciencias ocultas como la transmisión del pensamiento, el odisino, el mesmerismo, el mediumnismo, están todavía llenos de tinieblas y exigen, por consiguiente, una comprobación escrupulosa, se prestan menos a un estudio psicológico, por una parte, porque más pronto se relacionan con la física, y por otra parle, porque es de desear que anticipadamente se haga la delimitación del campo de acción, ya bastante vasto, de la nueva "psicología experimental".

Pero otro corresponsal del mismo periódico, el cual se explica en uno de los números siguientes, no está de acuerdo sobre la delimitación recomendada por el autor del llamamiento. Según él, las líneas de demarcación habían de ser arbitrarias. Desde el punto de vista práctico, sería oportuno, sin duda alguna, particularmente cuando se trata del hipnotismo "hacer jugar todos los resortes". Su mismo desarrollo histórico tocaba ya al conjunto de las otras ciencias ocultas, ante todo al mesmerismo y al sonambulismo. Las sociedades de psicología experimental, no debían, pues, borrar de su programa ninguna de estas investigaciones, sino preocuparse, consagrando mayor atención, tanto de una como de la otra.

No es mi intención inmiscuirme en esta querella doméstica. Pero tengo por cierto que este último argumento de la réplica es importante. La "Society for psychical Research", de Londres, la más antigua de estas sociedades, de la que el autor del primer artículo mencionado más arriba, elogia igualmente "la influencia feliz" ha dirigido la mayoría de sus esfuerzos hacia la telepatía, "la mágica acción a distancia de un espíritu sobre otro". "L' American Society for psiychical Research" se mueve en un campo muy parecido. En la "Societé de psychologie phisiologique", de París, que data de 1885, el hipnotismo desempeña el papel principal ; las experiencias y las discusiones relativas a la clarividencia y a la transmisión del pensamiento ocupan también un lugar bastante considerable; pero en todos los casos, lo que en Alemania llamamos "psicología fisiológica", no ocupa, aparte de estos objetos de estudio, más que un lugar muy humilde y muy accesorio. Se puede suponer, por consiguiente, que forjándose la idea de una "psicología experimental", el autor del llamamiento citado al principio tenía presente en la memoria á la sociedad fundada bajo la dirección de Charcot (*). No parece que difieran mucho de esta las "Sociedades de investigaciones psicológicas" que se han fundado en estos últimos años en Alemania. La asociación berlinesa es una sociedad de experiencias hipnóticas (**). En Munich se ha declarado una escisión.

(*) Sé perfectamente que Charcot ha permanecido extraño, desde hace años, a las deliberaciones de la "Societé de Psychologie phisiologique"; estoy, pues, lejos de querer hacer, a este distinguido maestro de la neuropatologia, responsable de la orientación actual de esta sociedad.
(**) De diferentes partes me han hecho observar que la "Sociedad de investigaciones psicológicas" actual de Berlin se distingue de la "Sociedad de psicología experimental", que le es anterior. Las publicaciones de ésta, se dice, son exclusivamente del género hipnótico, mientras que no se puede decir lo mismo de las de aquélla. Hasta hoy, que yo sepa, se han publicado dos libros de esta nueva sociedad: uno trata una cuestión de hipnotismo; el otro se ocupa de "problemas y de los métodos de la psicología" en general. En el ultimo de estos libros se lee: "Pueda la nueva sociedad de jóvenes investigadores, cuyos escritos estarán consagrados a estas consideraciones, colaborar, en días próximos, al alejamiento de esos prejuicios" (los prejuicios contra el hipnotismo). Dándose cuenta exacta de la situación actual de las cosas, ha delimitado su campo de acción psicológica de modo que quede englobada muy particularmente la sugestión psicológica experimental que en ninguna parte, por lo demás, tiene inclusión. (Münsterberg, Ueber Aufgaben und Methoden der Psychologie, en los Schrifteu der Ges, f. psychol. Forsch., I, página 249). Me creí, pues, con tanto mayor derecho a considerar a la nueva sociedad como continuadora de la antigua, cuando los portavoces de esta última, de la que he señalado el programa a la cabeza de este trabajo, son también, si no estoy equivocado, del número de los fundadores de la nueva sociedad. Sin embargo, celebraría infinito saber que esta "nueva sociedad de jóvenes investigadores" ha puesto un freno a las esperanzas que había fundado sobre los resultados inesperados de la psicología hipnótica.

Una de las sociedades va de acuerdo con la de Berlín, la otra se consagra al culto del sonambulismo en sus diferentes formas, y del espiritismo; el mismo hipnotismo no es para ella más que una especie de antecámara que conduce á esos "misterios más elevados". A pesar de esta escisión, las relaciones de estos diferentes grupos, lo mismo en Alemania que en Inglaterra, en Francia y en América, son menos relaciones de hermanos enemigos que relaciones entre matices de un sólo y mismo gran partido, en el cual, si tomamos como término de comparación su oposición con los datos científicos corrientes, el espiritismo formaría, por ejemplo, la extrema izquierda, y el hipnotismo propiamente dicho, el centro de la izquierda. Sin embargo, lo mismo que los espiritistas consideran al hipnotismo como representando una parte importante de los conocimientos mágicos, de igual modo sólo un corto número de hipnotistas rechaza sin reserva el espiritismo bajo todas sus formas. Muchos de entre ellos no conceden gran importancia, sin duda, a la aparición de los espíritus, que sienten inclinación a reputar como una superchería; pero no por eso dejan de decir que la telepatía y la clarividencia (*) son fenómenos raros, sin que por eso sean inverisímiles, o por lo menos dudosos y como tales exigen una comprobación escrupulosa.

(*) Véase: Telepatía y clarividencia, de R. M. Watson, publicado en esta colección.

Si hombres como Fore y Moll, a los cuales no se podría negar el espíritu critico en la ejecución de sus experiencias hipnóticas, pretenden que se pueden explicar los fenómenos del hipnotismo por las leyes comunes de la psicologia, considerando siempre como discutible la cuestión de la realidad de la clarividencia, de la telepatía y de otras manifestaciones naturales; si otros médicos que aplican el hipnotismo, como Wetterstrand, piensan que al lado de los efectos conocidos de la sugestión existe todavía una "relación" misteriosa que ayuda a provocar el sueño hipnótico; si en fin el presidente de la más moderada de las sociedades de Munich de "psicología experimental" traduce para el público aleman una obra francesa, sobre "la transmisión del pensamiento y la clarividencia", declarando en el prefacio que la acción, psíquica a distancia es. todavía una cuestión nebulosa, y añadiendo, al mismo tiempo, un gran número de argumentos que permiten suponer que no está lejos él mismo de considerar esta acción a distancia, como un hecho poco menos que demostrado; si todo esto hay, estamos en nuestro derecho al decir que el hipnotismo y el ocultismo, con raras excepciones, están estrechamente ligados en Alemania como fuera de ella, que esta unión no puede considerarse de ningun modo como accidental, que descansa, por el contrario, en alguna afinidad interna, cuya naturaleza no nos detendrá por ahora. Pero no son simplemente las declaraciones de los que han escogido el hipnotismo como terrreno especial de investigaciones las que atestiguan esta union; la literatura más general de la psicología y de la filosofía tampoco parece substraerse a esa corriente de la época. A la cabeza de la "Society for psychical Research", inglesa y americana, hay filósofos estimables. El director de la sociedad inglesa fué designado como tal para ocupar la presidencia en el Congreso internacional de psicólogos convocado en Londres para el año 1892. No era, pues, absolutamente inverisímil que en esta asamblea, ja clarividencia, sino directamente, al menos con la máscara inocente de una estadística de las alucinaciones, no constituyese el objeto principal en el orden del día, como el hipnotismo lo constituyó en el primer Congreso reunido en París por las fiestas del centenario de la Revolución. La mayor de las revistas de filosofía la "Revue philosophique", cuya dirección es excelente, acoge con mucho gusto en sus columnas las comunicaciones que tienen por objeto las experiencias hipnóticas, la telepatía, el magnetismo animal y todo lo que se relaciona. Y se trata allí de esas cosas, no como si fueran simples curiosidades y dando a la crítica un carácer excéptico. Con más frecuencia, por el contrario, son autores convencidos, de la realidad de los resultados mágicos los que se ocupan de esas cuestiones, considerándolos por lo menos como dignos de ser discutidos y comprobados a fondo. Los periódicos filosóficos de Alemania parecen, a su vez, no querer substraerse al ejemplo que les dan órganos extranjeros tan notables, y poco a poco van admitiendo el espiritismo al lado del hipnotismo.

Lejos de mi pensamiento el hacer un reproche a los editores de esas publicaciones periódicas. ¿No es la literatura el espejo de una época? Si órganos como los que tengo al alcance de la mano ofrecen sus columnas, no ya al relato de manifestaciones hipnóticas, sino al espiritismo que definitivamente se le ha afiliado, se puede considerar como demostrado que no es posible actualmente pasar en silencio esos hechos, que es hasta indispensable a cualquiera que de un modo u otro se ocupe de psicología, tomar posiciones frente a ellos.

Reconozco que por mi parte considero esta necesidad como un deber que no tiene nada de divertido. A un hombre que desde el principio se ha ocupado de trabajos de experimentación, no le es grato tener que formar un juicio sobre un asunto de investigación experimental que no ha sometido personalmente a la experiencia. Y precisamente los hipnotizadores y, más todavía, los espiritistas tienen la tendencia a negar a loa no iniciados la discusión de esas cuestiones, bajo pretexto de que antes de poder tomar parte en debates de este género, es preciso haberse ocupado mucho y continuamente de ellas. Muy recientemente todavía, el autor de uña "psicología de la sugestión", anunciaba que él mismo no poseía, en el dominio del "ocultismo" una experiencia suficiente; pero que había observado que siempre y en todas partes aquellos que la poseian, creían. El autor deducía de ello que las ciencias ocultas se basaban en la verdad. Por lo que me concierne, estoy pronto a cambiar las premisas; el que cree en la magia, la experimenta; el que no cree, naturalmente, no la experimenta. Pero como el hombre, es cosa sabida, tiene una gran tendencia a encontrar comprobado aquello que cree, y como, además, emplea en ese caso toda la sagacidad de su espíritu para engañarse a sí mismo, el buen éxito de semejantes experiencias me prueba simplemente que los que las hacen, creen. La cuestión de saber si son verdaderas objetivamente, no podrá ser resuelta más que en el caso en que un número suficiente de observadores fidedignos se asegurasen de su autenticidad por la aplicación de todas las reglas metódicas exigibles, y dos dificultades apenas reductibles obstruyen el camino para la producción de semejante demostración.

Primeramente los ocultistas creyentes no tendrían ninguna confianza en la contraprueba de personas incompetentes, dado que, según su afirmación, las manifestaciones de que se trata no se distinguen sólo de los fenómenos naturales ordinarios por su rareza y su irregularidad, sino sobre todo por el hecho de que se está obligado a creer en ellos cuando se presentan. Después, los hombres de ciencia, físicos, fisiólogos, psicólogos, que no son ocultistas creyentes, aunque se hallasen inclinados a no tomar en consideración el lado desfavorable de las condiciones exigidas, tendrían aún razones plausibles para no aventurarse en ese terreno. Estas razones se encuentran, a lo que me parece, en los resultados de la "investigación ocultista".

Para formarse una idea del carácter general de esta investigación, suplico al lector que conozca una de las investigaciones mas escrupulosas que se han hecho en este sentido; se debe, además, a un sabio que goza de justo renombre por sólidos trabajos en fisiología; se trata de los "Estudios experimentales hechos en el dominio de la transmisión del pensamiento y de la llamada clarividencia", de Carlos Richet. Consiento en admitir que todas las experiencias relatadas en ese libro hayan tenido buen éxito, en el sentido de que nos obligaran, en los casos donde el mismo autor considera las cosas como verisímiles, a admitir una acción mágica a distancia, y yo pregunto: ¿ qué resultado habíamos de deducir de esta investigación? Llegaríamos manifiestamente a admitir que el mundo que nos rodea está compuesto de hecho de dos mundos bien diferentes. Uno sería el de Copérnico, Galileo, Newton, Leibnitz y Kant, un universo regido por leyes inmutables y eternas, en el que la parte menor y la parte mayor se adaptan harmónicamente a un todo. Al lado de este gran inundo que a cada paso que adelantamos provoca nuestra admiración y nuestra sorpresa, existiría otro mundo más pequeño, un mundo de duendes y de espíritus golpeadores, de brujas y de médiums, y, en ese mundo, todos los objetos del primero, del mayor, irían de cabeza, todas las leyes, tenidas por inmutables, serían en un momento dado abolidas, en beneficio de personas de las más vulgares y con frecuencia histéricas. La gravitación, los efectos de óptica, las leyes de nuestra organización psicofisica ceden, desde el momento en que Madame Leonia, del Havre, se echa a dormir el sueño magnético, no para predecir algún cataclismo, sino para presentir si ha ocurrido o no en Paris algún accidente sin importancia a alguno de los pequeños .Richet, presentimiento que puede tener lugar a veces en condiciones normales y a la distancia en que se produce el primero. Pero admitamos que el hecho sea exacto, a pesar de todos esos absurdos y muchos otros: ¿se puede admitir igualmente que un naturalista o un psicólogo que no esté prevenido, y al que se le permita la elección, no dé la preferencia a ese mundo más grande y más noble, al mundo de las leyes eternas que se desenvuelven en un orden inteligible, sobre ese mundo pequeño desrazonable de médiums histéricas? ¿Y puede causar sorpresa el no encontrar en los cálculos de probabilidad de M. Carlos Richet más que una prueba de la perturbación que la práctica de "los problemas del ocultismo" puede producir hasta en el juicio de un hombre, por lo demás, lleno de sagacidad?

Seguramente, el hipnotismo es cosa muy diferente. Aquí se trata de un conjunto de manifestaciones, cuya significación, sin duda, es poco cierta todavía; pero cuya realidad, si se hace abstracción de algunos detalles, no puede ya en adelante ponerse en tela de juicio, como la existencia del sueño o de la noctambulación.

Si, sin embargo, he separado el hipnotismo del círculo de mis propias investigaciones y de los trabajos de mi laboratorio, es que para ello tenia dos razones. La primera es que, en oposición a lo que piensa el autor del llamamiento mencionado ya, el hipnotismo no depende del gabinete del trabajo del psicólogo, sino de la alcoba de los enfermos, y que la provocación al sueño hipnótico, particularmente la provocación repetida que exige con frecuencia la producción de manifestaciones más intensas, no tiene su razón de ser más que allí donde la medicina la ordene. La segunda es que no puedo reconocer al hipnotismo la significación fundamental que le conceden, desde el punto de vista de la psicología experimental, las escuelas de hipnotismo, especialmente la que aquí da el tono, la "Sociedad de psicología fisiológica" de París. El sueño hipnótico es un estado anormal como otros. El hipnotismo no podría tener la pretensión de constituir el verdadero fondo de la psicología como no lo forman el sueño, la manía o el idiotismo provocado por la parálisis.

Desconociendo desde un principio la esencia de los métodos experimentales y su significación en psicología, es como los campeones del hipnotismo dan la estampilla del "método psicológico experimental", a los medios que sirven para provocar el sueño y a otras experiencias practicadas en las personas hipnotizadas.

La mayor parte de estas prácticas, si se las mide en la escala de las ciencias exactas, no merecen en general el nombre de experiencias. Además, cuanto más se aproxima a un procedimiento experimental, la experiencia hipnótica está desligada de las propiedades y de las cualidades que forman la esencia de las investigaciones psicológicas ejecutadas en el estado de conciencia normal. Pero hasta más adelante no podré ofrecer la prueba, es decir, en las observaciones que se refieren al examen preliminar de los resultados obtenidos en esta vía. Mas necesito, en cambio, llamar la atención desde ahora contra la aserción que quiere que únicamente el que procede a las hipnotizaciones, por decirlo así, por vocación, pueda formular un juicio sobre la psicología de los estados hipnóticos.

Cierto es que en todo, sólo el hombre competente debe pronunciar un juicio; más en presencia de la división de los trabajos científicos, en nuestros días no es posible al psicólogo, como tampoco al físico o al químico, comprobar todas las manifestaciones sobre las cuales ha de formar juicio. No puede evitar el tenerse que referir, no tan sólo a propósito de tal o cual fenómeno, sino también a propósito de un sistema entero, a las declaraciones de otros observadores, contentándose con someter esas declaraciones a las reglas metódicas que le sirven en la aplicación de sus propias observaciones. Y cuando habrá hecho esto, se encontrará en condiciones de formar sobre esas observaciones ajenas un juicio tan justificado como el que forme de las suyas, al menos en lo que se refiere a su condición y a sus causas.

Así es como hoy nos pronunciamos sobre un gran número de manifestaciones cuidadosamente descritas y tomadas al dominio de los estados hipnóticos. Cualquiera puede, partiendo de la literatura por decirlo así excesivamente rica del asunto en cuestión, formarse una idea de los fenómenos y distinguir lo dudoso de lo que esta suficientemente garantido. Pero quizás sea más de la incumbencia del psicólogo comparar estas manifestaciones a otros hechos conocidos de la vida psíquica, que al hipnotizador por vocación, el cual no está familiarizado con estos hechos.

Si nuestro conocimiento actual del hipnotismo presenta todavía lagunas, se refieren éstas menos a los fenómenos fundamentales que a su explicación psicológica y fisiológica. Sobre este punto trato (le fijar muy particularmente la atención, puesto que de él depende primeramente la apreciación sobre la significación del hipnotismo; mientras que me creo autorizado a aligerar la descripción sintomática general. No tendré cuenta alguna en lo que seguirá, de cuanto ha sido formulado, ya sea por la escuela parisiense de Charcot, ya sea por otras, con el título de magneto o metaloterapia, de transmisión, de acción a distancia de los remedios en las sonámbulas, los mediums, etc. La mayor parte de estas cosas entran visiblemente en el dominio de las ciencias ocultas que quisiera excluir de este trabajo. La crítica de muchos de los llamados fenómenos, nos conducirían, además, a problemas de física y de fisiología, cuya discusión no constituye en manera alguna el objeto de este estudio. Como, de todos modos, la sugestión desempeña un papel importante en un gran número de las manifestaciones en cuestión, éstas no tienen nada en definitiva que se aparte de los otros efectos conocidos de la sugestión.



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Title: Book Title : HIPNOTISMO Y SUGESTION - W.WUNDT

Este livre es parte de un projecto scientifico de descubrimiento de l'hipnotismo.

Nosotros somos tambien los diffusores del "Mesmerismus®", una disciplina que tiene un doble fin:  el primero es el de desarrollar una de las cualidades  más importantes y deseables que existen en el mundo: el " magnetismo personal.
El segundo es permitir un verdadero crecimiento interior, mediante un camino que  lleva a descubrir vida y energía al interior de nosotros mismos.
Se trata de ejercicios que constituyen un vestigio de una ciencia milenaria y convalidados por nuestra experiencia.

Nuestra escuela  ha llevado a cabo investigaciones extensas y profundas sobre el tema.
Se trata de técnicas muy simples pero de increible poder.
Abundan muchas obras sobre el magnetismo personal, pero ninguna de estas captura la esencia del  fenomeno: cada una  describe una parte.

Breve mirada a la historia del  magnetismo y del  Mesmerismus®

En la misma historia de la humanidad es evidente que existe una fuerza que se puede manifestar y a través de la cual el hombre puede desarrollar un poder.
El concepto de encanto que se manifiesta a través de la mirada es con certeza el origen del mito de la Medusa de los antiguos griegos, el ser mitológico en capacidad de petrificar a quien  lo observaba.

También en esas epocas lejanas, el historiador  Plinio, en el  7° libro Naturalis Historiae relata como en el África, en Escitia y en  en Iliria existían familias que seducían los ojos de quienes las miraban, lo que en aquellos tiempos se pensaba que se debía  a una naturaleza maligna o a cualquier otra causa más oculta.

También los romanos cuentan sobre fenomenos magnéticos: no atribuidos a otra cosa que al  poder del magnetismo, que ejerce un individuo sobre otro, debemos mencionar el caso de  la así llamada leyenda de Cimbro, que, enviado a matar a  Mario en la prisión,  quedó paralizado ante la mirada y la voz del romano.

Dichos fenomenos también se mencionan a lo largo de todo el   medievo europeo y son el origen de los relatos fantásticos de encantamientos y magos.

Olao Magno, Del Rio, Leonardo, Vairo, Tommaso Garzoni da Bagnocavallo, G.B. della Porta, Pietro Garsi, y muchos más, que vivieron entre los siglos XVI y  XVII, hablan todos de sucesos que pueden estar facimente relacionados con la influencia magnética.

También muchas escuelas secretas y esotéricas existentes en la actualidad engloban en su interior conceptos de origen magnético.

También en el Yoga, en el Zen estan  presentes los conceptos magnéticos. Se trata, en efecto, de una escuela milenaria que por muchos aspectos sus enseñanzas han sido mantenidas en secreto y transmitidas oralmente a los iniciados.

Para un acercamiento de occidente a parte de esta y para que sea comprendida  facilmente por la mentalidad  moderna es necesario esperar hasta 1800.

En 1800 una parte de la antigua teoría magnética se enfrenta con el espíritu científico despues de que Franz Anton Mesmer, en el siglo precedente, había divulgado una parte de esta doctrina, de la que el aprendió sus principios prácticos al frecuentar algunos religiosos y varios círculos esotéricos.  

Por consiguiente existen varios estudios sobre el concepto del  magnetismo, la mayor parte en francés, publicados a comienzos del siglo (recomendamos el de  H. Durville del que nuestra escuela puede suministrar una copia electrónica digitalizada).
Posteriormente, la implantación de  la psicología tradicional ha conducido a la comunidad científica en otras direcciones.

Incluso con frecuencia se considera a los magnetizadores como como los precursores que ocasionaron  fenomenos  sin recibir una atención seria; para muchos solo la  psicología clínica del siglo XX fue la que planteó una propuesta crítica, interpretativa y seria de los  fenomenos producidos por estos.

Esta idea difusa no tiene bases sobre las que regirse, porque el magnetismo es  al contrario una tradición muy antigua que perdura desde el inicio de los tiempos. .
Algunos magnetizadores de todas formas, incluso sin haber  tenido éxito en algunas ocasiones, e incluso en la tradición secreta más profunda,  han  analizado  con espíritu científico lo que obtenían.  
Como testimonio de eso existe un amplio número de textos críticos y de explicación de los acontecimientos que  producían y observaban , aunque esta toma de conciencia se expresa mediante  un lenguaje específico.

El profesor Meheust (investigador del Centro Nacional de la Investigación Científica-CNRS), un historiador que ha analizado atentamente el fenomeno dice expresamente “Historicamente  la corriente magnetista era no solo un espacio de descubrimiento, era también un espacio de debate: un lugar donde se reflexionaba, al contacto con estos hechos, sobre los puntos de vista alternativos respecto a la naturaleza de la objetividad, los métodos de objetivación de los que podían ser objeto los fenomenos magnéticos, los juegos de poder al interior de la ciencia, el movimiento de las ideas.

El mundo del magnetismo disponía de muchas revistas donde los investigadores confrontaban y exponían sus puntos de vista; y sobretodo es sobre estas revistas que se han desarrollado las discusiones sobre la naturaleza del sonambulismo y es aquí donde se han desarrollado las críticas e ideas no expuestas en los libros.

Cuando los historiadores examinan el magnetismo bajo el  ángulo retrospectivo del psicoanálisis, de la psiquiatría o de las neurociencias toda esta riqueza se elimina.

La aceptación del concepto de magnetismo personal en sí, y sin observarlo a través de la lente de otras disciplinas constituye un profundo enriquecimiento.

En la actualidad solo pocas personas conocen a fondo  esta disciplina más simple, entre otras cosas,  en la práctica que muchas otras creadas sucesivamente y que incluso incorporan unas partes.

Sin embargo las ventajas son tantas: en la vida, en las relaciones, en la terapia, ya que una mayor eficiencia personal es la clave misma del éxito

El profesor Rolland, cuyo padre había escrito entre otras cosas una un pequeño libro al respecto, de la que se han incluido algunos trozos en este libro, nos ha ayudado a entender que era en realidad esta materia.

Además de basarnos en el método transmitido por Rolland, compuesto por  una serie de ejercicios incluso más amplios que los indicados en esta libro, hemos consultado libros tanto  antiguos como modernos y buscado por todas partes personas que se considerasen expertas en la materia , para  comparar y tratar de comprender lo que realmente hay detras de esas palabras.

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